El hiperconsumo como condición de una felicidad desgraciada

noviembre 3, 2022by Diego M. Lo Destro0

La muerte de Dios, la muerte de todos los valores, de todo lo ideal, de todos los ideales. Eso es la muerte de Dios, el deceso u ocaso de los ídolos que sostuvieron en alto ciertos valores humanos. Un morir de lo que se consideraba sagrado e intocable. Un trono ocupado ahora por la vacuidad, el vacío la nada: el advenimiento del Nihilismo.

Ahora ese trono necesita ocupación. Se han propuestos diversos candidatos: la ciencia dando paso al cientificismo; la tecnología,  al tecnocentrismo; El capital al hiperconsumo, haciendo espacio para atiborrarnos de mercancía, «su dios es su vientre» dice Pablo hace dos milenios y se sigue aplicando aún a hoy (Filipenses 3:19).

Objetos para el consumo solo porque es fácil acceder, la moda de las baratijas, la obsolescencia programada, la industria del consumo en la era de la tecnología y el conocimiento da lugar a una industria de la cultura, las redes sociales.

La felicidad ahora tiene otro color, textura y forma. Es la felicidad de mercado, del hiperconsumo bulímico, la felicidad que se compra leyendo libros sobre cómo ser feliz. Es felicidad de autoayuda. Felicidad de receta todopoderosa y clase magistral. La felicidad vendida por los gurúes hecha a imagen y semejanza del capital: viajes, lugares exóticos, coches caros, piscinas en edificios lujosos, estéticas esculturales de hombres y mujeres. Se sacraliza al capital y este bendice a sus feligreses con felicidad para mostrar, alegría de fotos, sonrisas de plástico. «Destapa felicidad» dice el slogan de la marca de gaseosa al sonido de la satisfacción de quien sacia su sed. Es la felicidad de quien alcanza sus deseos. Deseos que se satisfacen con costos altos y precios desprovistos de valor.

Hace más de dos milenios Calicles le decía a Sócrates «Lo bello y justo por naturaleza es lo que yo te voy a decir con sinceridad, a saber: el que quiere vivir rectamente debe dejar que sus deseos se hagan tan grandes como sea posible, y no reprimirlos, sino que siendo los mayores que sea posible, debe ser capaz de satisfacerlos con decisión e inteligencia y saciarlos con lo que en cada ocasión sea el objeto de su deseo» y luego agrega: «la molicie, la intemperancia y el libertinaje, cuando se los alimenta, constituyen la virtud y la felicidad» Sócrates le responde con asombro «Es terrible lo que tu dices» (Gorgias 492 a-d).

La opinión de Calicles sigue vigente hoy: la satisfacción hedónica y desenfrenada de todos los deseos. Sin medida ni restricción. El deseo de no desear nada porque no se puede desear lo que se tiene y por ende, el deseo de tenerlo todo. Llenarse de tener por estar vacío de ser y de existencia.

El sentimiento de felicidad confundido con el sentirse satisfecho. Pero olvidando que la satisfacción siempre depende de algo y al depender no es libre sino esclava. La felicidad que da el hiperconsumo es esclava.

Séneca, algunos siglos después escribe a Lucilio: «Considerate feliz cuando toda alegría venga de tu interior; cuando , viendo las cosas que los hombres roban, desean, custodian, no encuentres nada que – no digo- prefieras, sino que ni siquiera desees. Te daré una breve regla en base a la cual evaluar y darte cuenta si ya has alcanzado la perfección: poseerás el bien cuando hayas comprendido que los hombres felices son los más infelices» (Cartas a Lucilio 124).

Los hombres felices según la concepción popular, felices según la idea de felicidad que se tiene como satisfacción de los deseos, como tener todo lo que uno apetece, como voracidad. Esos parecen ser los más felices, pero  en verdad son los más desgraciados.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

https://filosofiaalavida.com/wp-content/uploads/2022/09/7.png

Sígueme en las redes:

https://filosofiaalavida.com/wp-content/uploads/2022/09/7.png

Sígueme en las redes

Copyright by filosofiaalavida.com All rights reserved.

Copyright by filosofiaalavida.com. All rights reserved.