El olvido de la filosofía

diciembre 30, 2022by Diego M. Lo Destro0

Para muchos de los  que habitamos este siglo XXI la filosofía no es más que un discurso más o menos complejo de teorías y conceptos. Lo cierto es que incluso la forma en la cual la filosofía se enseña en las escuelas y universidades muchas veces implica además teorías sobre otras teorías y conceptos de otros conceptos, lo que en definitiva implica un discurso sobre ciertos discursos y por ende, un metadiscurso.

Todo esto es cierto. Por lo menos en lo que respecta a la concepción popular de la filosofía. Pero que tal si hacemos pesar sobre esta concepción de la filosofía una sospecha: ¿Siempre fue así? Pensemos un momento ¿Por qué muchos filósofos como Sócrates, Pirrón, Arcesilao, Cernéades e incluso Epicteto se abstuvieron voluntariamente de escribir? Pero por otro lado ¿Por qué muchos otros como por ejemplo Dión de Siracusa o Catón de Útica que fueron hombres de acción son también conocidos como filósofos si nunca enseñaron en una escuela filosófica? ¿Estamos seguros que teoría y filosofía son conceptos inseparables? Es más, ¿No será que la filosofía ha olvidado sus orígenes?

En principio tenemos que pensar que en origen la palabra filosofía era un termino desconocido para muchos que hoy consideramos filósofos. Para estos un término muy familiar hubiera sido «sophos» lo que significa «sabio». En este sentido el termino designaba un saber hacer, cierta experiencia o habilidad en todos los ámbitos. Esta sabiduría no nació propiamente en Atenas, sino en Asia Menor en las costas de Jonia. Esta zona fue hace más de dos mil quinientos años una ruta comercial con conexiones con Egipto y Oriente Próximo, y es justamente este contacto lo que facilitó que surgiera. Claro que esto no lo digo yo sino que se sabía desde los tiempos de Platón y Aristóteles. Te comparto algunas ideas. Isócrates (contemporáneo de Platón) escribe en Busiris:

«todos los hombres están de acuerdo en que los egipcios son los más sanos y los más longevos entre los hombres; y luego, por el alma, introdujeron la formación de la filosofía …».

Y luego hablando de Pitágoras reconoce que  «fue el primero en llevar a los griegos toda la filosofía».

Por otro lado, en el Timeo, Platón dice que  los sacerdotes egipcios le dijeron a uno de los siete sabios griegos Solón:  «O Solón «Solón, ustedes, los griegos, siempre son niños». Lo que podríamos parafrasear  «la sabiduría griega es hija de la sabiduría egipcia».

Diógenes Laercio cuenta que Platón después de la muerte de Sócrates, realizó un largo viaje en el cual «visitó a los filósofos pitagóricos Éurito y Filolao en Italia y luego a Egipto a ver a aquellos que interpretaban la voluntad de los dioses; se dice que Eurípides lo acompañó ahí. En Egipto Platón se enfermó y fue curado por los sacerdotes».

En cualquier caso el término filosofía antes de Sócrates tenía un significado vago e incierto más bien relacionado con un saber genérico, algo así como «tener cultura general».

Pero hay un giro que ocurre en el siglo V. De hecho la vida de Sócrates, o más bien la interpretación que hace Platón de la vida de Sócrates, es clave para comprender la sospecha que lanzamos sobre la filosofía. Si leemos la Apología podemos ver un Sócrates que lejos de querer hacer o inventar una teoría o fundar una escuela, hace que su vida y sobre todo su muerte, hagan una diferencia sobre lo que se entendía por una vida de sabiduría: «Nunca dejo de hacer ver lo que me parece que es justo, dice Sócrates, a falta de discurso, lo hago ver por mis actos». Estas palabras de Sócrates, por lo menos como las relata Platón, nos dejan entrever que la filosofía está dando un giro. Ya no será concebida como un saber genérico, una especie cultura general sino como una forma de estar en el mundo un saber que se ejercita en la forma de vivir, un discurso que se encarna en la vida, pero también en la muerte.

No significa esto en lo más mínimo que no existe en la filosofía explicaciones teóricas o abstractas sino más bien que estos discursos teóricos, orales u escritos, intentarán dar cuenta de una elección de vida. El discurso se subordina a un tipo de forma de vivir, se encarna en un modo de vida.

Modo de vida que será distinto si uno es platónico, aristotélico, epicureo o estoico. Una forma de vida que está alineada a cierta manera de concebir la realidad a una manera de ver el mundo. En este sentido el discurso filosófico adoptará cierto carácter «evangélico» ya que predica una invitación, el advenimiento cierto modo de vida en el individuo coherente con el discurso filosófico elegido. Será un discurso filosófico que estará más inclinado a formar que a informar; es más hasta me atrevo a decir que el discurso filosófico es una invitación a transformarse por la filosofía que a formarse en filosofía (Estoy preparando un artículo sobre la noción de Peristophé, periagogé y metanoia, tres palabras griegas que aluden a la idea de conversión).

Esto también nos hace pensar que las escuelas filosóficas no son necesariamente claustros donde simplemente se debaten temas y problemas filosóficos sino verdaderas comunidades de vida. Es decir, individuos que se congregaban para vivir en conjunto la elección de vida filosófica que profesaban. Esto es sumamente relevante porque es en estas comunidades de convivencia donde maestro y discípulo se ocupaban de sí mismos y de los otros. A este respecto Pierre Hadot en un artículo publica en Le Nouvel Observateur, 1997 escribío:

Todas las escuelas filosóficas antiguas se presentan como terapéuticas comenzando por diagnosticar las causas del estado habitual de sufrimiento, de desorden y de inconsciencia en el cual se encuentran los hombres para proponer a continuación un método de curación».

Como notamos la filosofía en el sentido antiguo está compuesta de dos logos (discursos) tiene un logos discursivo y un logos encarnado:  un discurso que se encarna en la forma de vivir que un individuo elige y un discurso que fundamenta en el decir filosófico.

Por todo lo mencionado en en las lineas que se preceden podemos deducir que hay una distancia abismal entre lo que entendemos hoy por filosofía y lo que se entendía por filosofía y por filósofo en el mundo antiguo. La pregunta que nos queda es ¿Cómo ha ocurrido este olvido? ¿Cómo ha devenido la filosofía hoy un conjunto de teorías alejadas de la vida? ¿Cómo se disoció la filosofía del vivir?

Hay varias cuestiones que debemos observar, la primera es que la noción de filosofía como elección de vida continuó intacta hasta más o menos el final del mundo antiguo, luego de lo cual la filosofía, ya adentrados en la edad media se hace sierva de la teología cristiana. ¿Qué implica esto? Básicamente que la elección de vida en un imperio que se había hecho cristiano era la vida cristiana concebida desde el punto de vista de la iglesia. Esto relegó a la filosofía a un papel secundario, un simple instrumento teórico que debía ser ejercida ya no como forma de vivir sino como discurso para fundamentar una teología racional. Por otro lado, las instituciones universitarias que vieron su luz en la Edad Media hicieron de la filosofía un oficio y del filósofo un funcionario.

En otras palabras la filosofía fue encerrada en una caverna, encadenada e inmóvil a mirar las sombras de lo que alguna vez fue. Quizás sea el momento de recuperar la memoria, hacer un ejercicio de anamnesis, como le gustaría a Platón recuperando la filosofía. ¿Quizás debamos los filósofos devolverle a la filosofía el favor que alguna vez nos hizo: liberarla de la caverna, para que vuelva a ver el Sol?

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